Este libro está dirigido fundamentalmente a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes. Es un homenaje también a los prisioneros asesinados en Curajaya. El agradecimiento a quienes, al riesgo de sus vidas, le dieron protección y abrigo a los heridos de la emboscada de Pino 3 y supervivientes de Curajaya. El agradecimiento a Arys Galdo Céspedes, por las sugerencias.

Reencuentro

Un enlace del 26 de Julio me comunica que debo partir urgente. Me recoge en un caballo y me lleva al campamento de Roberto Cruz Zamora.
El día 23 de octubre, un poco más de la seis de la tarde, nos reciben los combatientes. Se sorprenden. Todos me dan por muerto. Aunque estoy aquí, nadie lo quiere creer.
Roberto Cruz me hala por los brazos:
—¡Qué va! ¡No puede ser que estés vivo! ¡No es posible! ¡Cómo es eso! ¡Eres un muerto vivo!
Todos están anonadados, pero a la vez contentos al encontrarme vivo. Vivo, aunque muy mal físicamente.
Roberto Cruz ordena que me trasladen urgentemente hasta La Faldiguera del Diablo, donde también está Fellín herido, acompañado por Bruno Zamora Rodríguez y un enfermero, el matancero.
Veo a Fellín. Nos saludamos.
—¡Y tú vivo! Te dábamos por muerto.
—Y tú también. Eras un cadáver.
Nos abrazamos. Nos quedamos en el campamento. Ambos estábamos muy delicados de salud.
La columna 13 Ignacio Agramonte, comandada por Víctor Mora Pérez, arriba a Laguna Baja. Es 14 de noviembre. Manda por nosotros, por Fellín y por mí. Le explicamos la situación de la emboscada de Pino 3.
—Yo traigo órdenes precisas de Fidel Castro de celebrarle un consejo de guerra a Jaime Vega. Ustedes se quedan aquí. Yo voy a mandar a buscar a Jaime. Tendrán que participar como testigos.
Orlando Orozco Noriega parte en busca de Jaime Vega para comunicarle la orden; llega al campamento días después. Él y Víctor tienen una discusión muy acalorada por el incumplimiento de la orden dada a Jaime. Por fin Orozco convence al Jefe de la columna 13 para desarrollar el juicio a Jaime Vega, en Sierra de Cubitas [13].
Transcurren unos días. Víctor Mora Pérez conversa con Fellín y conmigo.
—¿Cuál de ustedes dos es el más viejo en la guerrilla?
—Fellín es el más viejo.
—Pues a usted, Fellín, lo asciendo a teniente. Vallina será tu segundo al mando. Organicen una tropa móvil y operen donde crean prudente. Tienen que adoptar las precauciones.
Movilizamos las milicias campesinas. Víctor Mora Pérez envía un refuerzo de dos escuadras y comenzamos a operar en la zona de Hatuey, Cuatro Caminos...
Ubicamos una emboscada en la carretera del central Hatuey. Se aproxima un jeep. Disparamos. El fuego nuestro es intenso. Los guardias no tienen tiempo casi de reaccionar. Un soldado muere y los otros tres quedan heridos. Los curan. Los dejamos libres. El Ejército está detrás del pelotón.
Recibimos información de que un jeep del Servicio de Inteligencia Militar pasaría por nuestras posiciones. Para circular de noche por territorio rebelde, los carros deben entrar con las luces interiores encendidas. Preparamos la emboscada. A los lejos se observan las luces delanteras de un carro. Lo tenemos en la mirilla. Disparamos. Se escuchan gritos de niños en el interior del vehículo.
Suspendemos el tiroteo. Un error. Se trata de un compañero que venía a incorporarse a la Comandancia. Muere.
Después de la amarga experiencia nos ordenan reagruparnos y marchar hacia la finca de Monte Verde. Recibimos instrucciones de Víctor Mora Pérez. Fellín asume la dirección de un pelotón y yo el de otro.
Me dan la misión de preparar una emboscada en el terraplén de Cuatro Caminos. Debemos impedir el avance de una columna de casquitos destinada a reforzar el poblado de Elia. Ubico una mina antitanque. Cavamos las trincheras. Nos sorprende el 31 de diciembre de 1958. Un jeep se aproxima. Los ocupantes del vehículo comunican a viva voz:
—¡El general Fulgencio Batista se marchó del país! ¡Batista se fue...
—No puede ser. Hay que verificar la información.
Envío a mi segundo al mando que monte en el mismo jeep y compruebe la información. Efectivamente, Batista ha huido.
Recibimos instrucciones de Víctor Mora Pérez: “Hay que ocupar la Carretera Central”. Detenemos a un automóvil del ejercito cargado de varios oficiales y guardias. Desarmamos a los casquitos sin disparar un solo tiro.
Continuamos avanzando hasta el cuartel Monteagudo. Lo ocupamos.
Nos llegan noticias de que en la ciudad de Camagüey, los policías de la estación de Avellaneda resisten. Recibo órdenes precisas de tomar la estación. El pelotón aborda un camión. Llegamos a la capital de la provincia.
El pelotón ocupa posiciones en los alrededores de la estación de policía. Estoy al frente del grupo de hombres armados con rudimentarias escopetas.
Pactamos una entrevista con el capitán que está al frente de la unidad. Porto una ametralladora. Los dos rebeldes que me acompañan están bien pertrechados. El oficial se sorprende por nuestro armamento. Me invita a pasar a la oficina. Hablo con el capitán. De forma disimulada se cubre con un pañuelo la nariz. No nos damos cuenta del porqué de aquel gesto del oficial. Pero enseguida comprendimos y nos miramos maliciosamente. El olor a sudor y a monte que desprenden nuestros cuerpos invade la habitación.
—Tenemos toda la ciudad tomada. La estación está rodeada. Cualquier resistencia de ustedes es inútil. Además, el general abandonó el país. ¿A quién defienden ustedes?
—La estación no se va a rendir. Pueden retirarse. Aquí nadie se rinde.
—¿Usted sabe lo que está diciendo? ¿Usted va a arriesgar la vida de sus hombres? Cualquier intento de resistencia es inútil.
—Ya yo le dije a usted que no vamos a entregar las armas. No vamos a rendirnos.
—De todas formas nosotros vamos a tomar la estación. Cualquier baño de sangre será su responsabilidad. Como usted se habrá dado cuenta, traemos buen armamento. Les aconsejo que se entreguen.
El capitán se queda pensativo unos segundos. Recapacita.
—Está bien. Vamos a entregar la estación.
—Ordene formar a todos los policías y que entreguen sus armamentos.
Uno por uno, los guardias depositan los fusiles. Cuando todo el armamento está en nuestro poder, le pido al capitán que forme a los hombres en el patio interior.
—Usted quédese aquí con los oficiales.
Le ordeno a los dos rebeldes que me acompañan que indique al pelotón que avance y entre a la estación. Pronto están en el interior del local.
—¡Arriba! ¡Arriba! ¡Recojan todos esos fusiles y armándose! ¡Las cananas y todo!
Un oficial de la policía al observar cómo aquellos hombres casi desarmados han entrado a la estación, reprocha muy molesto a su superior.
—Capitán, ¿y con la mierda de armas que esa gente trae, nosotros nos entregamos?
Me adelanto en responder.
—Sí compadre, pero con esta mierda que usted dice lo derrotamos y ya se jodieron. No hay marcha atrás. Ahora nosotros tenemos los hierros de ustedes.
A partir de este instante asumo, en la ciudad de Camagüey, la jefatura de la Policía.

[13] El juicio a Jaime Vega (traidor) no se realizó como estaba previsto, limitándose a un simple análisis que se celebró en el campamento de San Ramón de la Macagua el día 16 de noviembre de 1958, en el que participaron los capitanes Roberto León, José Legón (traidor), Orlando Orozco(traidor) y Jaime Vega. A la reunión no tuvo acceso el resto de los oficiales y combatientes que se encontraban en el campamento y que habían estado en la emboscada de Pino 3. Los allí reunidos acordaron degradar a soldado y desarmar a Jaime.

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Biobibliografía

Lázaro David Najarro Pujol (Santa Cruz del Sur, 1954) Licenciado en periodismo es autor de los libros de testimonio Emboscada (Editorial Ácana, 2000), Sueños y turbonadas, (Editorial Alaleph.com, 2007) y Nuevo periodismo radiofónico (Editorial Pablo de la Torriente Brau, 2007). Ha obtenido más de 30 premios y menciones en concursos periodísticos, literarios y festivales nacionales de la radio, entre ellos se incluyen el primer premio en Documental en el Festival Nacional de la Radio (1991), premio Sol de Cuba (1986), premio Primero de Mayo (1988), mención especial en el concurso literario 26 de Julio de las FAR (1999), el Gran Premio Nacional de la Radio (2000) y premio Extraordinario 25 Aniversario de la ANIR (2002). Labora en la emisora Radio Cadena Agramonte.